¿Quién teme a la crisis feroz?

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Las dos grandes medidas liberales que no puede usar ningún gobierno de la UE para achicar la crisis son la devaluación de la moneda y la bajada de los tipos de interés. Estos dos apartados son competencia del Banco Central Europeo. Esta decisión, en último término, debe ser tomada por su presidente el francés Jean-Claude Trichet, pero sobre él pueden influir los razonamientos de cinco personas:

–En primer lugar su vicepresidente Lucas D. Papademos que se licenció en el MIT en Física, Ingeniería Electrónica y, finalmente en economía campo por el que se decantó ejerciendo de profesor en la Universidad de Columbia y llegando a ser el economista principal del Banco de la Reserva Federal de Boston. A partir de 1984 su labor retorna a su Grecia natal hasta que en 2002 llegó a su cargo actual. Es difícil definir sus tendencias económicas, pero se reconoce su preocupación por los temas relacionados con la inflación.

–Lorenzo Bini Smaghi es italiano, pero bien pronto su vida queda marcada en el entorno de Bruselas cuando sólo se habla del Mercado Común. Sin embargo, sus orientaciones se crean en EE.UU., master en University of Southern California, pero pronto pasa por la Universidad de Chicago lo que le lleva, temporalmente, al FMI lo que puede dar una cierta idea de liberalismo. Nos lo han presentado como un experto en mercados, moneda y cambio.

–José Manuel González-Páramo llega al BCE desde el Banco de España, pero, como el señor Papademos, también pasa por la Unversidad de Columbia, sin embargo su carrera se orienta en España como asesor de Solchaga, por ello se le puede imaginar en una ambigüedad entre el socialismo y el neoliberalismo. Se le puede considerar una autoridad en fiscalidad (tasas e impuestos) y política monetaria. Su obsesión es la estabilidad presupuestaria.

–Jürgen Stark, es alemán y, según algunos, tiene mucho poder dentro del BCE, con permiso de Trichet. Su carrera es totalmente germánica y ligada a las grandes empresas de su país lo que hace recelar de sus posturas posiblemente interesadas. Aunque es el menos conocidos, como economista, de los miembros del consejo, se le supone partidario del capitalismo más duro.

–Gertrude Tumpel-Gugerell. Aunque su curriculum es plenamente austríaco, sus ligaduras con las estructuras administrativas del país en una carrera similar a la del miembro español le da más posibilidades para preocuparse por el plano social de la economía, sin embargo, su especialidad son las relaciones internacionales.

–Finalmente el miembro más importante, el propio Jean-Claude Trichet. Un francés de pies a cabeza con grandes conocimientos de finanzas y política, pero con un pasado como Ingeniero de minas que no pasó del sector privado. Sin embargo, como economista, desde los años setenta ha sido un valioso miembro de las administraciones públicas hasta ser nombrado gobernador del Banco Mundial en 1995. Su prestigio le ha llevado a más de diez condecoraciones en muy diferentes países, destacando la Gran Cruz de Primera Clase de la Orden del Merito de Alemania y la de Comendador de la Orden Nacional de la Legión de Honor francesa.

Los precios son el gran enemigo del BCE y los cánones del neoliberalismo aconsejan subida del precio del dinero y mantenimiento de los cambios monetarios. Pero es que los precios suben por el valor del petróleo y la especulación y es a esos puntos a los que se debe atacar. El BCE se muestra sordo aún después de los escándalos financieros por las crisis hipotecarias. Hay quien piensa, no sin razón, que el BCE está actuando a destiempo. Cuando en España se disparó el mercado inmobiliario, se permitieron bajos intereses, pero cuando se ahogó en superhipotecas a los pobres ciudadanos, entonces el precio del dinero se empezó a subir.

Personalmente estoy de acuerdo en no devaluar el euro que encarecería más el petróleo (al menos por ahora), sin embargo, el precio del dinero debería bajar tres cuartos de punto antes de acabar el verano, de lo contrario tendremos un otoño terrible. Para algunos, el precio del dinero bajará, pero se hará esperar hasta Septiembre ya que el turismo estival es un efecto no deseado de la tranquilidad económica. Un efecto que, según Trichet, haría salir demasiado dinero del entorno comunitario y, según nosotros, traería mucho dinero a España, Italia y Grecia.

En los próximos días sabremos… quien manda en Europa.

 

Fotografía extraída de la web del BCE

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4 respuestas a ¿Quién teme a la crisis feroz?

  1. VICENTE dijo:

    Pocas horas despues de este post el BCE aumentaba en un cuarto de punto el precio del dinero… por si no era evidente.

  2. Vicente dijo:

    Cuando uno pilota una avioneta o un avión caza, puede rectificar bruscamente y con rectificaciones de trayectoria brutales, sin embargo, cuando lleva un avión de pasajeros o un Jumbo, como el señor Trichet en este caso, debe adelantarse a las necesidades y hacer movimientos suaves y amplios para llevar a destino, intacta, la preciosa carga de vidas que lleva. Creo que el actual equipo dirigente del BCE debería dimitir en pleno pues ya han demostrado su incapacidad en ese campo y aún siguen haciendo rectificaciones fuera de control y llevandonos camono de una tormenta.

  3. Genial que hayan puesto a Papademos a solucionar el problema de Grecia, cuando hubiese podido mitigarlo antes y con tiempo desde el BCE. No es de extrañar, pues, que el pueblo griego tampoco se fíe de los socialistas a la hora de salir de este atolladero. Paul Krugman (el economista neokeynesiano y premio Nobel) ve a Grecia fuera del euro en un mes; yo digo que el tener un océano por en medio le ciega. Yo creo que, si Grecia termina saliendo del euro, no lo hará antes de navidad. Ahora están a punto de llegar tres meses de tregua para Grecia, Italia, España y Portugal, dependiendo de las rectificaciones que hagan en ese tiempo a las políticas neoliberales impuestas, podrán evitar el septiembre negro o no. Esta puede ser la última oportunidad antes de la gran debacle.

  4. Cinco años desde que en este artículo se apuntaba la crisis. El BCE fue lo bastante ciego como para hacer que los países del Sur de la zona euro pagaran el pato de sus políticas anti-inflaccionistas. Hoy la crisis es realmente salvaje en España, pero el BCE sigue sordo a las demandas de los países necesitados y, sin embargo, sigue propiciando políticas favorables a Alemania. Tarde o temprano lo pagará toda Europa.

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